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Ruta de las Cruces (Hornacinas)

Ruta de las Cruces (Hornacinas)

Las hornacinas - llamadas “Cruces” en Casarabonela-, son pequeños huecos de toda clase y estilos, excavados en la pared, rematados con arco de medio punto, con marco de madera y cristal protector. En algunas el soporte se talla en un solo bloque de canto que queda empotrado en el muro.

Las hornacinas forman parte del paisaje cultural e identificativo de las calles de nuestro pueblo, en las que, a veces, señalan puntos en los que la leyenda o el milagro dejaron su huella en la memoria colectiva, u otras en las que es el fervor popular el que hace necesario que cierto icono religioso se ubique en la vía pública.

                                 Hornacinas

La forma y estructura de las hornacinas varía notablemente, en cuanto a sus dimensiones y riqueza ornamental, desde un simple hueco, sin ninguna decoración, hasta estar ricamente engalanadas. Casi siempre están protegidas por un cristal, una reja o ambas cosas. Es frecuente que tengan un tejadillo volado. A la imagen acompañan, casi siempre, vasos y jarrones con flores y exvotos, recuerdo de favores concedidos. Se trata de un fenómeno
socio-religioso, fundamentalmente colectivo, anónimo y popular.
En el centro histórico se han inventariado cuarenta y cinco, repartidas por las fachadas de los edificios y en las esquinas de la mayoría de las calles principales.

Hornacinas

 

Son muchas y muy diversas las teorías que intentan explicar el origen y la función de estos pequeños monumentos de carácter religioso. Teniendo en cuenta la topografía de algunas de las hornacinas en ciertas calles del casco antiguo, podría pensarse en una guarda espiritual de las puertas de la ciudad. En otros casos, parece claro el carácter conmemorativo y de ex-voto, por haberse obtenido remedio en alguna calamidad. La tradición popular sostiene que hasta la expulsión definitiva de los vecinos moriscos en el año 1570, era costumbre cristiana señalar sus casas con la Cruz de Cristo en sus fachadas. Otras interpretaciones serían:
- la necesidad del morisco de demostrar la sinceridad de su conversión
- como resultado de las devociones propagadas por las órdenes religiosas
- por la extensión en la Europa del siglo XV de la práctica del Vía Crucis;
- como factores de identificación vecinal, al estar desprovisto el vecindario de márgenes espaciales precisos, cumpliendo cierta función aglutinadora de los distintos vecindarios constituidos en sus respectivos entornos con ocasión de las fiestas del Corpus Christi.

                                       Hornacinas                Hornacinas             Hornacinas

El culto suele ser totalmente privado, predominantemente popular y, por lo general, ligado a las familias de la casa donde se encuentra la imagen y vecindario próximo, quienes cuidan de la limpieza y conservación de la hornacina. Tan sólo son celebradas de modo público en el Día de la Cruz, cobrando especial protagonismo cuando los vecinos adornan su interior y engalanan el entorno, que se prepara para la celebración vecinal

                                     Hornacinas                Hornacinas           Hornacinas

Todavía en Casarabonela hay personas que se persignan al pasar frente a la hornacina. También hay quien no se va a la cama sin hacer antes la señal de la santa cruz. Algunas personas mayores cuando se cruzan con otras personas suelen saludar diciendo «Dios os guarde” o “vayan con Dios».

Como conclusión podemos afirmar que las hornacinas constituyen un elemento representativo de la religiosidad popular andaluza, definiendo y personalizando la identidad cultural de Casarabonela.